El encargo fue hacer algo muy cómodo, con únicamente dos habitaciones, fácil de limpiar y sencillo en su mantención.
La casa es muy sencilla, se trata de un volumen único que mira hacia la costa africana.
Un tragaluz se levanta y recorre la fachada posterior, dando intimidad a la terraza del la cubierta.
Por el frente, una veranda que incorpora la piscina, sirve de mirador al mar y al paisaje agrícola circundante.
La materialidad es escueta. Busca generar un espacio tranquilo y limpio, a la vez que cálido.